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Ana y María...

  • ElPosmosapiens redacción
  • 7 oct 2019
  • 3 Min. de lectura

Imagen por: Gerardo González

Por Eduardo Olmos*


Cuando Ana y María se conocieron decidieron que no se alejarían por mucho tiempo una de la otra, sintieron ese lazo de amistad que pocas veces experimentamos y lo conservaron durante muchos años, experimentaron su crecimiento juntas, experimentaron el amor, el sexo, los desamores, las pasiones y las desgracias. Hacía tiempo que Ana estaba enamorada de María, pero no lo podía decir por miedo a que ella la rechazara, María sentía lo mismo pero tampoco se atrevía a decirlo, y durante mucho tiempo viajaron, conocieron a otras personas y jamás hablaron sobre sus sentimientos reales, todo el mundo creía que había algo más allá de una amistad entre ellas pero nadie se atrevió a preguntar, poco tiempo después de aquel fatídico accidente en el que Ana por desgracia había caído de un tercer piso por un descuido durante su trabajo, María sentía que debía ser honesta con ella misma y decir todo lo que sentía por Ana. Al mismo tiempo y mientras se recuperaba en el hospital Ana pensaba que era momento de confesar a María sus sentimientos, pero como era de esperar ninguna dijo nada, sobre todo cuando el doctor le dio a Ana la terrible noticia de que no podría volver a caminar, lo cual causó que María se abstuviera y que se dedicara a cuidar de su amiga junto con su familia, entonces las pláticas se convirtieron en peleas derivadas de la frustración de Ana por no volver a caminar, y María escuchaba y entendía el dolor que aquejaba a su amiga, a su amor, a su alma gemela, y le dolía todo lo que ella decía, le dolían aquellas palabras que gritaba y le dolía su dolor, y le dolía el alma, aun así continuó visitándola durante mucho tiempo hasta que Ana decidió que no podía más con esa vida de lisiada como ella misma se decía, le dolía que María la viera así, derrotada, angustiada, llena de marcas por no poder estar bien, le dolía el rostro de María que expresaba dolor, le dolía el corazón y le dolía más el no poder decir lo que sentía por ella, antes de tomar la decisión de quitarse la vida escribió un carta a su amada en secreto en donde le confesaba su amor. Al mismo tiempo y como si estuvieran conectadas María escribió una carta a Ana, en ella decía que se había cansado de esperar tanto tiempo para declarar su amor por ella, que si la vida era justa en algún momento estarían juntas como antes, como cuando la vida les sonreía, como cuando viajaban, como cuando conversaban sobre chicos y chicas, como cuando salían de compras, como cuando eran inseparables, pero que ese camino había decidido terminar ahí. Ana había decidido quitarse la vida y se tomó una alta dosis de veneno, que para ella era una forma de homenaje a su amada y su gusto mutuo por el amor de Romeo y Julieta y así, mientras Ana moría en silencio, María sin hacer ruido dejó su carta debajo de la puerta de su amada para alejarse y nunca más volver.



 

* Eduardo Olmos Estudió Ingeniería industrial en la UNAM, estudia diseño industrial en la UAM, ha representado a la UAM en diversos concursos a nivel nacional e internacional, actualmente trabaja en su propio emprendimiento. Diseñador por vocación y escritor por convicción, desde la adolescencia tuvo la inquietud de dejar por escrito algunas vivencias y compartirlas con todo aquel que guste de la lectura.

 
 
 

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